Los sentidos son nuestra ventana al mundo y son los que nos cuidan del exterior; debido al sabor desagradable de las plantas venenosas, el humano primitivo evitó las intoxicaciones alimentarias. El ser humano desde etapas muy tempranas acepta o rechaza los alimentos de acuerdo con la sensación que experimenta al observarlos y/o ingerirlos. Todos tenemos millones de sensores que nos permiten identifica sabores, olores, texturas, formas lo cual nos transforma en una herramienta de medición muy completa.
Podemos decir que la evaluación sensorial se define como el conjunto de técnicas de medida y evaluación de determinadas propiedades de los alimentos por uno o más de los sentidos humanos.
El objetivo principal de la evaluación sensorial es determinar las características de los alimentos tratando de predecir su aceptabilidad en la población. El humano es, entonces, un elemento esencial para el control de la calidad del alimento, pues él mismo puede detectar la calidad del aroma, sabor, color y textura a través de sus sentidos.
